Asgardia, una oportunidad para los seres humanos?
¿ Te gustaria vivir fuera de este planeta? Pues ya es posible, esto lo leí hace poco tiempo, aunque por lo visto ya hay toda una comunidad. Este articulo, esta bastante bien, curioso. ¿Te apuntas? ;)
Lo que hace unas décadas parecía imposible, hoy está cerca de ser
una realidad: humanos viviendo fuera de la atmósfera del planeta.
Científicos, ingenieros espaciales, empresarios, abogados e
investigadores, anunciaron esta semana la creación de una nueva nación,
con tres increíbles particularidades. Asgardia, nombre del país,
estará fuera de la Tierra. Y estará, segunda particularidad, debido a
que aún no tiene territorio, y por su puesto tampoco habitantes, debido a
que es por ahora una utopía,que busca crear un marco legal para habitar el espacio.
La tercera particularidad, no menos importante, es queAsgardia tiene como premisa no representar ningún país terrícola, sino ser financiado por organizaciones expertas multinacionales. Es decir, será una nación libre del control de las leyes, restricciones y parámetros de vida que todos conocemos hoy.
Por eso, a Asgardia se puede registrar cualquier habitante de la Tierra. Hasta el momento, hay más de 55.000 personas que han manifestado su deseo de vivir en la nueva nación. Los inscritos solo tuvieron que ingresar a la página del proyecto (www.asgardia.space) para expresar su arriesgada decisión, y estarían conociendo su nuevo hogar, en el que absolutamente todos serán inmigrantes,durante los próximos dos años, en los que el país pretende hacer sus primeros viajes. Todo suena a ficción, pero el gran objetivo de Asgardia es ser reconocida como una nación más por la comunidad internacional.
El país interespacial, en principio, estaría ubicado a mitad de camino entre la Tierra y la Luna. La
página web en la que los aspirantes a la “ciudadanía” del proyecto
pueden averiguar más de la iniciativa, reciben a las personas alabando a
la humanidad y la vida en el planeta, pero también plantea la necesidad
de evolución y progreso, aunque no muestra cómo ni en qué condiciones
vivirán las personas.
“Desde el principio de los tiempos la humanidad ha luchado para llegar a lo desconocido, para lograr lo imposible y para hacer lo impensable. Las personas han poblado toda la tierra del planeta, explorado todos los rincones y volado en la atmósfera y más allá. Viajar a otros planetas ocurrirá en un futuro previsible. Es gracias a la naturaleza inquisitiva de las generaciones pasadas que la humanidad ha evolucionado continuamente”, dice la web de Asgardia a sus potenciales nuevos habitantes.
El ambicioso proyecto está encabezado por el momento por Igor Ashurbeyli, ingeniero y científico espacial, y célebre por haber creado en 2013 la «Aerospace International Research Center» (AIRC). Para Ashurbeyli, la idea que tienen con su equipo de trabajo de establecer una nación fuera de la Tierra, está sustentada en la búsqueda de un territorio en paz, en tanto no tendrá intereses de ningún estado, sino más bien de la ciencia, la innovación y el cumplimiento de un sueño de casi todos los humanos.
El satélite de la nación, que entraría en órbita entre 2017 y 2018 y aún no se sabe desde dónde será lanzado, también busca convertirse en una protección para la Tierra, pues sería un “escudo protector” con el que, aseguran, la Tierra estaría a salvo de amenazas como desechos espaciales, erupciones solares y colisión de asteroides.
“Al crear una nueva nación espacial, las empresas privadas, la innovación y el desarrollo de la tecnología florecerán liberadas de las estrechas restricciones del control estatal que existen”, aseguran los responsables del proyecto, que evidentemente quieren demostrar a otros científicos los frutos que daría una investigación “independiente, privada y sin restricciones”, como califican la iniciativa. “El desarrollo de la tecnología de Asgardia va a ser un proceso continuo y en constante evolución con el apoyo de las aportaciones de expertos en diferentes partes del mundo, los individuos y las organizaciones colectivas”, agrega la organización del proyecto.
Asgardia, nombrada así en honor a una ciudad de la mitología nórdica, todavía no tiene himno, escudo, ni bandera. Por supuesto, tampoco es reconocida aún por Naciones Unidas ni ningún organismo internacional.
Pero todo esto, según los responsables, cambiaría conforme se acerque la fecha del primer viaje. Por ahora, los “símbolos patrios” son construidos entre todos los inscritos e interesados en habitar la nueva nación, que de hacerse posible marcaría un antes y un después en la historia de la exploración espacial.
Científicos e ingenieros espaciales quieren crear un
nuevo país no muy lejos de la Tierra, sin el apoyo de ninguna nación,
para así lograr un territorio “libre, sin restricciones e intereses” de
este planeta.
La tercera particularidad, no menos importante, es queAsgardia tiene como premisa no representar ningún país terrícola, sino ser financiado por organizaciones expertas multinacionales. Es decir, será una nación libre del control de las leyes, restricciones y parámetros de vida que todos conocemos hoy.
Por eso, a Asgardia se puede registrar cualquier habitante de la Tierra. Hasta el momento, hay más de 55.000 personas que han manifestado su deseo de vivir en la nueva nación. Los inscritos solo tuvieron que ingresar a la página del proyecto (www.asgardia.space) para expresar su arriesgada decisión, y estarían conociendo su nuevo hogar, en el que absolutamente todos serán inmigrantes,durante los próximos dos años, en los que el país pretende hacer sus primeros viajes. Todo suena a ficción, pero el gran objetivo de Asgardia es ser reconocida como una nación más por la comunidad internacional.
“Desde el principio de los tiempos la humanidad ha luchado para llegar a lo desconocido, para lograr lo imposible y para hacer lo impensable. Las personas han poblado toda la tierra del planeta, explorado todos los rincones y volado en la atmósfera y más allá. Viajar a otros planetas ocurrirá en un futuro previsible. Es gracias a la naturaleza inquisitiva de las generaciones pasadas que la humanidad ha evolucionado continuamente”, dice la web de Asgardia a sus potenciales nuevos habitantes.
El ambicioso proyecto está encabezado por el momento por Igor Ashurbeyli, ingeniero y científico espacial, y célebre por haber creado en 2013 la «Aerospace International Research Center» (AIRC). Para Ashurbeyli, la idea que tienen con su equipo de trabajo de establecer una nación fuera de la Tierra, está sustentada en la búsqueda de un territorio en paz, en tanto no tendrá intereses de ningún estado, sino más bien de la ciencia, la innovación y el cumplimiento de un sueño de casi todos los humanos.
El satélite de la nación, que entraría en órbita entre 2017 y 2018 y aún no se sabe desde dónde será lanzado, también busca convertirse en una protección para la Tierra, pues sería un “escudo protector” con el que, aseguran, la Tierra estaría a salvo de amenazas como desechos espaciales, erupciones solares y colisión de asteroides.
“Al crear una nueva nación espacial, las empresas privadas, la innovación y el desarrollo de la tecnología florecerán liberadas de las estrechas restricciones del control estatal que existen”, aseguran los responsables del proyecto, que evidentemente quieren demostrar a otros científicos los frutos que daría una investigación “independiente, privada y sin restricciones”, como califican la iniciativa. “El desarrollo de la tecnología de Asgardia va a ser un proceso continuo y en constante evolución con el apoyo de las aportaciones de expertos en diferentes partes del mundo, los individuos y las organizaciones colectivas”, agrega la organización del proyecto.
Asgardia, nombrada así en honor a una ciudad de la mitología nórdica, todavía no tiene himno, escudo, ni bandera. Por supuesto, tampoco es reconocida aún por Naciones Unidas ni ningún organismo internacional.
Pero todo esto, según los responsables, cambiaría conforme se acerque la fecha del primer viaje. Por ahora, los “símbolos patrios” son construidos entre todos los inscritos e interesados en habitar la nueva nación, que de hacerse posible marcaría un antes y un después en la historia de la exploración espacial.
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